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  Feliz aterrizaje

 

Así como muchas lectoras descubrieron la novela romántica gracias a 50 sombras de Grey, yo descubrí las series coreanas (o kdramas) en abril de 2020, durante el confinamiento, gracias a Crash landing on you. ¡Qué feliz aterrizaje!

        Nunca un título estuvo tan bien puesto. Fue un auténtico aterrizaje de emergencia que me dejó en un territorio desconocido que resultó ser de lo más fascinante. Me encontré con un capitán norcoreano, guapo a rabiar, enigmático y amenazador. ¡Eh! Eso me suena. Me lo he encontrado en las novelas románticas de Regencia, en las de piratas, las de jeques… Ella, la chica rica surcoreana, que cree que puede solucionarlo todo con dinero, cuya vida se pone patas arriba en un momento al ir a parar accidentalmente a Corea del Norte. Uuoo, un Romeo y Julieta a la coreana, ¿enemies to lovers? Sigamos viendo.

          Soldados coreanos que miran culebrones en la garita a escondidas, la dura vida de las mujeres de un pequeño pueblo, solidaridad y sobre todo, mucho humor. Hook, line and sinker. Estaba atrapada sin remedio.

        Reconozco que tardé en acercarme al mundo de los k-dramas por prejuicios. La palabra “drama” escondía el humor de las series, muy abundante, y el alto grado de romanticismo, muy adictivo. Mis prejuicios me decían que debían de ser series poco cuidadas, con poco presupuesto. Nada más lejos de la realidad (Ver The King, eternal monarch, por ejemplo). También me decían que debían de ser culebrones, con tramas muy simples. De nuevo, topetazo. It’s Ok not to be ok, por ejemplo, aúna una estética muy cuidada y un vestuario maravilloso con una trama sobre salud mental digna de premios.

       Aunque admito que el prejuicio principal venía por parte de los protagonistas masculinos. Tenía la sensación de que todos eran parecidos, chicos demasiado jóvenes y “blanditos” para mí. Por supuesto, prejuicios. He descubierto actores maravillosos y tremendamente versátiles. Mi favorito, de momento, es Gong Yoo (nacido en 1979, así que tiene ahora mismo 41). Supongo que mucha gente lo conocerá por Tren a Busan, pero yo no veo pelis de zombies. (¿Prejuicios también?)

              Lo descubrí en Goblin, serie que vi recomendar a muchas seguidoras y por supuesto, caí enamorada hasta las trancas. El actor clava la expresión que caracteriza al personaje, esa sonrisa triste y melancólica del que lleva muchos años de vida a sus espaldas. Al no haberlo visto en más series, no sabía si sería algo propio del actor, pero estoy ya en los capítulos finales de otra serie suya, Coffe prince, y puedo hablar con más propiedad. Es un actor maravilloso. Cuando se enfurece, se te encoge el alma y cuando sonríe, ilumina el mundo.

              Netflix ha incorporado muchas de estas series en su catálogo. Aparte de Crash landing on you, The King o It’s ok to not be ok, recomiendo Romance is a bonus book, para amantes de los libros (aunque en todas las series muestran un gran amor por los libros) o Something in the rain (un delicioso guilty pleasure). Pero que conste que yo acabo de llegar, y que hay numerosas páginas en Facebook y perfiles en Twitter donde se recomiendan series y actores con mucha más experiencia. Yo solo quería declarar mi amor por estas historias, que han hecho que 2020 sea un año mucho más colorido y luminoso.

Están en coreano, con subtítulos en español o en inglés, así que además nos dan la oportunidad de abrir la mente en un momento en que es más necesario que nunca. Abriéndonos a otros idiomas descubrimos que 50 shades of Grey puede traducirse también como 50 tonos de gris. Interesante, ¿no?

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Norma Estrella

Octubre 2020

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